¡QUIERO MI PAPAYÓN!

Mosa
Cuerpo

 

 

Es necio, testarudo en el barrio dirían: " como chintrolos..  sin embargo la lucha dio resultados, llego el día en  que los dioses del olimpo se apiadaron de éste hombre al que solo le conocíamos por la voz.

La ayuda que solicitaba  no iba a llegar así de fácil, tuvo que pagar la novatada vivir en carne propia el coraje de estar en medio de una escena irreal, pero necesaria para su vida; otro radioescucha le jugaba una broma de invidente a débil visual o de ciego a deslumbrado por un accidente. El solicitante de la broma, un hombre en peores condiciones de salud que el bromeado.  

Juan el alivianado, nuestro hombre con actitud habló al cool center y pidió hacerle una broma a su amigo accidentado por causa de una explosión, una mendiga pila, batería de carro le aventó todo su inche contenido en plena cara, cuando Román el hombre necio de mirada azul destapó el cofre de una vieja camioneta para revisar la condenada batería que estaba fallando; éste fue un encargo de su padre, el viejo se marchaba a su rancho y mando al más…obediente.

Hacemos un paréntesis para comentarles el marco que presenta nuestro desmadroso bromeador y que al mismo tiempo es un excelente motivador:  Juanito sufre de diabetes avanzada, le han amputado una pierna;  insuficiencia renal y ni sufre ni se acongoja trata de seguir el día a día. Hace algunos años la fortuna, la mujer y la vida le dieron sus coscorrones:   lo dejaron a su suerte.  Él solo se rascó con sus propias uñas y no se ha defraudado ni decepcionado de la vida; los críos que le dejaron a su encargo, ya están grandes y orgullosos de su madre. . .” se me olvidaba también es ciego”

Bueno para echar tantito "coto" decide hacerle la broma al otro compa "venadito" y Román cae redondito con la treta de que a él le habían injertado  corneas de chivo con excelentes resultados y lo recomendaría con la Dra. que lo atendió para iniciar el tratamiento cuanto antes

El amigo invidente Román se alegró, comenzó  a ilusionarse con el día en que recobrara la vista. poder mirar el amanecer;  cual amanecer lo que realmente quería ver en cuatro dimensiones era ese fruto tropical de característico olor: la papaya, pero no cualquier papaya, una muy especial que la vida le había negado desde su amasiato.

Aquí comenzó la historia de Román, hombre voluntarioso que luchó hasta conseguir un hombro en que apoyarse para lograr la intervención quirúrgica tan anhelada, al mismo tiempo que gritó  a los cuatro puntos cardinales-hertzianos: ¡Quiero mi papayón!

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