Cuando laboras  en el "Panda show" pruebas de todo,  ¡si de todo!... hasta pasteles elaborados con las manitas de las lindas "Panda escuchas".  Ya sabrán, primero al puro estilo de Fidel Castro cuando de probar por primera vez se trataba; convidamos gentilmente a los compañeros de la empresa para analizar las consecuencias de los guisos misteriosos que llegan a nuestra sagrada mesa y no caer como cucarachas de fonda sin permiso de salubridad.

El rostro de la autora que prepara estos exquisitos pasteles de elote, nunca se le ha visto, no la conocemos,  todo un misterio, es más fácil que venga Duarte a la recepción y nos hable para que lo detengan, que le autora del pastel de elote; los pasteles   de elote aparecen repentinamente en la recepción, acompañados de otro regalito:   plantas, chocolates, muñecos de peluche, carteras y los  deliciosos pasteles de elote. 

Estos últimos  los  celebramos hasta el paroxismo; todo comienza  cuando "alguien"  desciende de un vehículo, toca apuradamente la puerta  y  coloca en la recepción,  la marqueta cuadrada de elote,  envuelta en papel aluminio listo para embucharse,  solo alcanza a decir la mensajera: “para el “Pandita” de su fiel admiradora “La elotitos”  misteriosa, gentil,  educada y se va del lugar. 

Lo que se conoce de  la querida "Elotitos" es que ella, espera el primer corte de este fruto-verdura (para no ca...jetearla) tierna que da su cosecha,  porque he de contarles que es terrateniente de la provincia sureña de la CDMX; luego con sus propias manitas corta los elotitos, se dispone a desgranarlos sentadita en su banco y  entre sus enaguas arremangadas  -cuentan las misivas que envía- que era tal el roce de sus piernas con el elote en turno que provoco un escurrimiento...nasal por el esfuerzo prolongado en el desgrane, así va el quehacer hasta que los tiernos granos de elote se convierten en un rico postre, que ha de parar en las barrigas de una osada hambrienta por los bajos salarios.

la misteriosa "Elotitos" radio-escucha,  sigue religiosamente  al "Panda" rogamos al dios Quetzalcoatl que nunca dejen de jilotear los elotes y que el amor platónico con el oso pinto no  termine, para que nuestros paladares sigan disfrutando de esta tragazón que nos da la niña "Elotitos"