Las 13:14.
Las heridas estarán abiertas y mis ojos se posan en las grietas de muros desnudos que permanecen erguidos al pie de la banqueta y parecen gritar “me sigue doliendo, alguien nos puede curar”. Todos los días busco no pensar en el 19-S pero nos dicen estar en alerta. Tengo pensado si sucediera, pegar la carrera a un lugar seguro, será la edad pero ya todo me da miedo.
Me comentaron de un poema del maestro Villoro, le encanta el futbol y le va al Necaxa. Maestro en el arte de engarzar las letras, con las que sosiega el alma como la mía que busca una oración para los que estuvieron y los que se fueron ese martes de trabajos llenos de afanosos mexicanos.
Encontré a Don Juan Villoro como el rezandero que acude al regocijo de los suyos cuando han perdido todo y lo que se necesita es orar. Adelante pase usted maestro: