¿Involución, dependencia o 207 huesos?

David
Cuerpo

La vida actual del ser humano resulta difícil de explicar sin la inclusión del teléfono celular -dispositivo que se ha transformado de manera descomunal en tan corto tiempo- pues ya no sólo se utiliza para hacer y recibir llamadas ni tampoco mensajes de texto tradicionales, es más, creo que este último ya es mero adorno; comparable con la muela del juicio, escondida en un recóndito lugar de la boca y sin razón de ser.

El usuario final tuvo que cambiar la percepción de los teléfonos móviles porque ahora deben preocuparse por tener mayor conocimiento de lo que se oferta en el mercado, al grado de equiparar la experiencia de compra de una computadora: procesador, memoria RAM, resolución de pantalla, materiales de construcción, número de pixeles en la cámaras son algunos detalles a contemplar.

Una vez sacado de su caja y puesto en nuestras manos, separarnos del pequeño pedazo de vidrio con luces será un reto enorme. Tan sólo mire en lugares donde se aglutinen las masas y notará que son zombies a disposición del contenido multimedia proyectado en ese aparato. Tener una plática cara a cara ¿qué es eso? ahora se habla con las manos, con emojis, con memes y sobre todo con pésima ortografía; el acervo de palabras es tan limitado que los mensajes resultan predecibles y sume usted el corrector de texto -que elige la palabra que se le da su gana- enemigo número uno de la predicción que cambia ideas en ininteligibles.

Es verdad, no estoy descubriendo el hilo negro pero no olvidemos que la tecnología se basa en facilitar la vida del ser humano y transformarse, de manera figurada, en una extensión de nuestro cuerpo porque si fuera literal, la anatomía de la mano cambiaría y no sólo falanges, carpos y metacarpos aparecerían en los esquemas pues debería de incluirse el hueso número 207: "smartphone".