El revolucionario de la bacteria

El rolas
Cuerpo

A Mark Guiliana le sobran las fronteras al ver el trabajo de este baterista  de Nueva Jersey. Un muchacho del que nunca sabemos qué esperar cuando se sube a un escenario, aunque nuestra incertidumbre no es fruto de la desinformación. Sencillamente, el primero que carece de certezas sobre qué acontecerá durante la hora y media siguiente.

Guiliana nació en Nueva Jersey en septiembre de 1980. No tomó sus primeras clases de batería hasta los 15 años, de la mano de Joe Bergamini, en un tiempo en que su único ídolo que empuñaba baquetas era Chad Smith, el descamisado y sudoroso bracero de Red Hot Chili Peppers. Tampoco apabulla a su interlocutor cuando le interrogan sobre sus bateristas jazzísticos favoritos: Elvin Jones o Tony Williams, dos respuestas canónicas, aparecen siempre en el frontispicio de sus predilecciones.

Beat Music nació en 2012 al amparo de un álbum digital, A form of truth, que le produjo la ardorosa cantante y bajista Meshell Ndegeocello, en unos años en que Guiliana ya empezaba a frecuentar la compañía de artistas ilustres: Mark ya se había amigado por aquel entonces de Bobby McFerrin, Gretchen Parlato o Dhafer Youssef, entre otros para los que ejercía como músico de sesión.

El destino le reservaba aún la mayor de las sorpresas, el quiebro por el que pasó de referente entre oídos muy bien documentados a ídolo de generaciones enteras en cuestión de muy pocas semanas. Sucedió en 2014, en un pequeño club del West Village neoyorquino en el que Guiliana se zambullía en suicidas ejercicios improvisatorios junto al saxofonista Danny McCaslin. Una noche se personó un sexagenario de azul asimétrico en las pupilas para hacerle entrega de una maqueta casera y sugerirle que tocase a sus órdenes.

Con un nuevo trabajo electrónico difundido hace escasísimos días, sabe que los resúmenes serán una entelequia para quienes decidamos enfrentarnos a su trabajo. Hay en esas nueve canciones de estreno un vigoroso combinado de hip-hop, funk, dub, glitch, rock, una suerte de reggae disfuncional  y, sí, también algo de jazz.