Sexo De Chocolate

Pamela Grushenka
Cuerpo

Las siete horas más divertidas que he pasado en mi estancia dentro del tren Oslo-Bergen.

Edda mi inseparable amiga de Aventuras y yo decidimos tomar un viaje de noche por ferrocarril en uno de los mejores sitios  de Oslo,  impresionante era ese lugar, su vagón acondicionado como cafetería, área de bar, sus asientos confortables y un vistas panorámicas de las afueras, suburbios, montañas, lagos y fiordos, de verdad   escenario perfecto para un nuevo juego entre mi amiga y yo.

Antes de subir al tren, nos preguntamos  cuantos individuos podríamos  tirarnos  en el trayecto y propusimos que la que cogiera a más hombres  seria  la ganadora de  una barra de Toblerone, ese chocolate de leche suizo, miel y almendras, exquisito para el paladar.

Subimos al ferrocarril tomadas de las manos, corriendo y riendo  por el pasillo empezando a ubicar  nuestros lugares, todo mundo nos volteaba a ver pues parecíamos dos niñas traviesas en busca de nuevas aventuras, sentía como se colaba el aire por dentro de mis medias de red negras que adornaban mi short rojo de vinil y dejaba al descubierto parte de mi culo, unas botas de cargo me hacían ver un poco ruda, pero si hablamos de mi blusa de satén que enmarcaban mis pezones al desnudo me hacía ver como una linda puta en busca de coito reservado.

Por fin llegamos a nuestros lugares, no parábamos de reír y mirar a nuestra primera presa, el tren comenzó su marcha y eso era nuestro toque de salida en busca de sexo,  empecé mi búsqueda más fácil, pues ya había visto a un joven que venía con sus padres y desde que pase corriendo vi su mirada lujuriante de querer experimentar algo conmigo, así que no fue tan difícil hacerle una seña y en menos de 5 minutos ya lo tenía en el baño, me le acerque y le dije no quiero nada serio solo quiero coger con un pequeño chico inexperto pero finalmente apuesto.

El me miro y no dejaba de temblar así que me dispuse a bajarle su bragueta y masturbarlo hasta que empezara a lubricar, la verdad mi pequeño amigo era tan novato que tuve que tomar su dedo índice y metérmelo en mi boca para humectar y después lo pudiera introducir en mi vagina.

Parece que le gustaba lo que estaba experimentando, tome su pene y lo metí con fuerza en mi vulva, le pedí que me azotara contra el rincón y me hiciera gritar de placer, pero mi principiante amante se vino tan rápido que nunca sentí su pito parado.

Mi primera víctima fue todo un fracaso, Salí del baño arreglándome el cabello y buscando en el bar una bebida que me refrescara. Pasaron 4 horas y mis amantes no habían sido nada fuera de lo común lo único que me consolaba era el amor a la deleitable lujuria que sentía.

Me percate que Edda iba ganando, así que mejor me fui acomodar a mi asiento y darme por vencida, no hice caso a nada a mi alrededor y solo fije mi mirada en la ventana que me regalaba un panorama increíble de ese viaje, de repente siento como mi amiga me golpea en el brazo y me dice, sé que esta noche cogí yo más pero te daré otra  oportunidad vamos  a jugarnos este rico chocolate a la que  logre algo con ese apuesto señor del bombín.

Estaba excitada de tan solo verlo era un hombre maduro con su cabellera llena de canas, unos rasgos finos y sus ojos verdes como el agua cristalina del mar, su boca parecía roja como una cereza y su porte como de un empresario, lucia perfecto ese traje de corte ingles, lástima que traía un abrigo muy holgado que no me permitía verle su miembro y terminar de humedecerme más.

Yo miraba de lejos como mi cómplice de aventuras trataba de hacerle la plática y poder lograr su cometido, pero él no dejaba de clavar su mirada en aquel diario famoso de Oslo “el Aftenposten”, el periódico leído por las personas más adineradas de la región.

Miraba sus muecas y eso era suficiente para poder excitarme, así que metí mi dedo a mi pantaleta buscando mi chocha y empezar a masturbarme pensando en aquel hombre, que rico sentía como resbalaba mi dedo todo lubricado, pero para mí no era suficiente, así que  decidí levantarme y pedirle a mi amiga mi turno.

Le dije con una voz tierna hola busco una buena compañía esta noche, ¿Quisieras ser tu ese afortunado que pruebe las mieles de mi excitación?

Me miro y me dijo ya les dije niñas que voy a casa a encontrarme con mi mujer, yo no ando en busca de sexo, lo mire y le sonreí, baje la mirada y me senté a un lado de él, le pregunte como era coger con una misma persona todos los días, el me miro y me dijo que la amaba y que era una gran mujer, se fue dando la plática y en ese momento ya lo que menos me interesaba era fornicar con él, de pronto baje mi mano y sin querer rozo su pene y sentí como se endureció, por más que intente no pude evitar  desabrochar su pantalón y sacarle el pito.

Era muy grande y grueso, así que me dispuse a mamárselo le pasaba mi lengua de arriba hacia abajo, le daba pequeñas mordidas en su punta, después poco a poco me lo fui metiendo en la boca hasta que se resbalada y tocara mi garganta, era de verdad enorme que solo sentía como me obstruía mi orificio y no podía respirar, estaba encantada de poder seguírsela mamando y que el ahora no pusiera ninguna resistencia, solo miraba como le chupaba la polla.

le lamia sin piedad su glande y mientras mis manos le hacían una chaqueta, mi amante estaba excitado al escuchar cómo le pedía que me diera su leche, podía pasarme horas haciéndole un oral,  finalmente termino dentro de mi boca, y yo me encargue de que no quedara rastro alguno de aquel encuentro.