Salí de casa como todos los días con la ropa más sexy que tenía, una falda rosa de flores muy corta y holgada, mis zapatillas color nude alzaban más mis pantorrillas y marcaban el músculo de mis muslos.

Sobre Mi camisa rosa se transparentaba mi sostén de encaje color rosa pastel, y mi bikini era del mismo color.

Me encanta que los hombres me miren caminar y se imaginen mi cuerpo desnudo.

Subí al camión esperando encontrar a ese hombre perverso que me hiciera mojar durante mi trayecto, voltee y estaba allí, tomándome fotos, lo vi de reojo y  se dio cuenta que lo miraba y me gustaba posar para él, lentamente fue parando más la cola para que mi falda se alzara y él pudiera fotografiar mis lindos y coquetos calzones.

Lo miré de nuevo y esta vez le guiñe ,  estaba excitado y yo caliente. Empecé a bajar mi mano lentamente por mis pechos rozando con mi pulgar mis pezones provocando una mayor excitación.

Ya sentía mi cosita bien mojado con ganas de que lo penetraran sin piedad.

Él tomaba fotos sin parar y cada vez su miembro  se iba levantando más y más hasta quedar duro como me gusta.

Yo me empine un poco para que mi bikini se metiera entre mis piernas y poderme acariciar  mi clítoris con él.

A mí querido fotógrafo le encantaba ver cómo me rosaba y movía lentamente para mojarme. Controle mi excitación  lo más que pude para no venirme.

De repente mi querido voyeurista se levantó y sentí como se puso atrás de mi embarrándome todo su pene y haciendo pequeños movimientos como queriendo entrar en mi vagina para darme su leche pero nuestra ropa nos estorbaba y nos conformábamos con el simple calor de nuestra piel.

Él se bajó en la parada del camión y yo me quede muy mojada con nuestro encuentro, no pude evitar llegar a la oficina y tocarme pensando en la cogida que me hubiera metido en aquel camión.

Estoy tan caliente que en este preciso instante apretaré mis piernas para que mi vulva estalle de placer.

                                                                                                                                         Pamela Grushenka