La guillotina se hizo presente muy rápido en el Clausura 2017. La primera cabeza en caer fue la de Ricardo Valiño en la Angelópolis pues el tema del descenso está que arde y los Chargoy, así como al chavo del 8, no le tuvieron paciencia al estratega argentino y decidieron cortar de tajo su proyecto e inmediatamente, como no queriendo la cosa, se sacaron de la manga el nombre de José Saturnino Cardozo para ser quien acaudille al ejército poblano hacia otra heroica defensa: la de mantener la categoría en el máximo circuito. 

Aunque de alguna manera, los dueños se lavaron las manos, pues desmantelaron al conjunto de la franja con el éxodo del talento en ataque que aportaban Alustiza y Bermúdez. ¿En qué condiciones dejarán las franquicia del Puebla para el pentapichichi? No se sabe, aunque si Hugo se termina animando, le tendrá que inyectar mucha lana; yo creo que más de pentaceros después del uno en los cheques.

Y de Puebla volamos a Querétaro en donde muy temprano todos esperaban que los despertara el canto del gallo...sólo que este nunca llegó. Le dieron matarile y lo hicieron caldo, aunque debo decirles que salió muy insípido porque el complejo empresarial de hospitales, hoteles y demás me desplumó al "Rey Midas" por los malos resultados del equipo, siendo el único del torneo que no ha podido hacer quiquiriquí en la portería rival, inflar el pecho y cantar un gol.

¿Intolerancia o verdadera exigencia? La realidad es que esto es como la gripe, le da a uno y contagia rápidamente a los demás. ¿Los antigripales podrán hacer efecto en la jornada 5 o veremos la continuidad de otro técnico escurrirse como los mocos por la nariz?