El Robo Del siglo: Una caja De Refrescos y Un Refri.

Cuerpo

 

En esta entrega les contaré la historia de dos muchachos que solían llevar serenata a la misma chica, el tiempo los separó y fue también el tiempo que los encargó de reunir… ¡ups ésta no es nuestra historia!  Les ofrezco un mea culpa (jijiji)

Sucede que los métodos para delinquir cada día se van sofisticando; el ladrón va adquiriendo nuevas formas de hacerse de lo ajeno según las circunstancias de la vida. No es lo mismo robar a un transeúnte a mano armada en medio de la obscuridad;  que despojar de su dinero a un oficinista utilizando un discurso convincente y contundente para arrebatarle 500 pesos; y peor tantito si  estos oficinistas  fueron los Pandas y el robo se cometió en la mismísima catedral de la cábula.

Hace algunos ayeres, en un lugar que no quisiera acordarme el equipo pandiano se incorporaba a las labores de un nuevo día; todos luciendo su matutina frescura y perfumados con lociones caras de tres salarios mínimos. Un día más de trabajo, otro día menos de vida, a lidiar con la furia de la gran ciudad y los exigentes encargos del sacrosanto jefazo.

Recuerdo bien que  era época de calores y los compañeros de la oficina nos organizábamos para mandar al más imbécil por las aguas de limón licuado, amargo pero bueno para la bilis. Al mediodía el sol caía como plomo en la mera choya y todos en busca del fresco sacabamos la cabeza por la ventana que daba a la avenida para refrescarnos como guajolotes en  rastro.

En una de esas refrescadas un hombre se anunció desde la calle y miraba muy contento el par de cabezas que asomaban por la ventana del primer piso; ¡amigos buena tarde! vengo de la empresa refrescos Titán, traigo una súper promoción ¿me dan permiso de pasar para platicarles en qué consiste?   ¡Además si ustedes adquieren la  promo, les puedo dejar un refrigerador completamente gratis!          

¡Los ojos nos brillaron! por unos refrescos un refri, chiquito pero al fin refri para la oficina; igual y el jefe se sentiría muy orgulloso de nosotros por la acertada decisión de equipar la oficina.

Lo dejamos pasar y corrimos a su encuentro. Un hombre cordial que al llegar extendió la mano, con una sonrisa amplia. Utilizaba   palabras amables como gracias y por favor; un  marco amistoso que nos encantó; él comenzó su labor promocional: amigos traigo una súper promoción de refrescos Titán, una caja de 16 refrescos por 180 pesos, misma que se cambiara cada quince días por una nueva dotación de sabores deliciosos: piña, uva, naranja, es una promo retro, ahhh hay un mini-refrigerador que se queda aquí en su oficina, para que  disfruten titán frío, ¡es una delicia amigos!

La pregunta saltó de labios del más interesado en la oferta.  ¿Cuánto cuesta el paquete?

180 pesos, En realidad el refrigerador es gratis y te lo dejamos con un depósito de 500 pesos, mismos que se les devolverá,  cuando ya no  requieran el servicio de refrigeración.

¡Perfecto democracia pura! todos de acuerdo y muy contentos por la compra hecha; inmediatamente todos haciendo la vaquita para colectar la cantidad de: 180 devaluados pesotes del líquido más 500 morlacos del refri, un total de $680. ¡Una ganga!

Se recolectó la cantidad y se le entregó peso sobre peso a nuestro diligente promotor de refrescos Titáaaaan!! En cuanto sintió que los dineros cayeron en sus manos, cerró su discurso con broche de oro: Amigos les pido de favor me den oportunidad de ir al camión por el super refri, mientras tanto aquí les dejo su caja de deliciosos Titán     

El amigo Titán Se marchó y se perdió entre las calles; me da vergüenza confesarles que es fecha, que a nuestra oficina no ha llegado ningún refrigerador. 

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